25.1.07

Gestión Tecnológica - Septiembre del 2005

Este fue mi primer ensayo durante la especialización en Gestión Tecnológica que finalicé a mediados de 2006, aún no se firmaba el TLC, y quedaba en mi ser algo de optimismo, así que ahora puede parecer un poco fuera de contexto...

El caso Corea - Latinoamérica. Un mismo modelo económico y dos resultados opuestos

Posterior a la segunda guerra mundial y debido a la escasez de bienes de capital, los países asiáticos y latinoamericanos vieron en la coyuntura mundial la oportunidad de convertirse en países con niveles industriales similares a los de Norteamérica o Europa. Para ello, se implantó un modelo que planeaba iniciar con una táctica de sustitución de importaciones, para poco a poco, convertirse en productores de los bienes de capitales gracias a la apropiación de tecnología.

Pasado medio siglo desde la adopción de estas tácticas en uno y otro continente, son contrastantes los resultados obtenidos. Mientras países como Japón, Corea y la misma China inundan el mercado mundial con dispositivos electrónicos de última tecnología, en Latinoamérica y especialmente en el área norte del sub-continente nos encontramos con un panorama por no decir más, desolador. Países con grandes deudas externas, dependencia total de bienes de capital, producción industrial incipiente, balanza comercial poco favorable y una casi inexistente inversión en Ciencia y Tecnología, son entre otras, las principales características que muestran cómo un modelo de desarrollo económico sumamente exitoso al otro lado del mundo, parece no haber dado buenos frutos en estas tierras. Esta pequeña disertación intenta encontrar una explicación a estos polos opuestos de desarrollo, que si bien, puede terminar generando más interrogantes, intenta por lo menos entregar una visión más completa de la situación actual y el panorama a futuro para estas economías emergentes.

Si el modelo aplicado en unos y otros países fue el mismo; entonces, qué falló? Pues bien, en primer lugar, mientras en los países asiáticos se dio un primerísimo lugar a la apropiación tecnológica mediante la formación del capital humano, en nuestros países siempre primó la reducción de gastos, lo cual implica la utilización, entre otros, de una mano de obra barata.

Para citar ejemplos relacionados con la formación de capital humano, vale la pena destacar en Asia: la presencia permanente del gobierno en Corea en el tema de dar impulso a las actividades de Investigación y Desarrollo desde la rama ejecutiva con un ministerio; el incremento permanente de la porción del Producto Interno Bruto que se invierte en Ciencia y Tecnología, la constante y decidida relación de colaboración mutua entre empresa e investigación, entre otras. Con este tipo de incentivos y facilidades, puede comprenderse que el modelo de tres fases de apropiación tecnológica; imitación duplicativa, imitación creativa e innovación, se da casi de manera natural.

En contraste, mientras en Asia, la industria escogida para la industrialización de los países fue el sector tecnológico, en el caso específico de Colombia, el sector seleccionado para llevar el país adelante, fue el de la construcción, el cual, en materia de capital humano no requiere de personal calificado en el área del conocimiento; lo cual redunda en que no se generan las suficientes capacidades de innovación, y que vistos desde un punto de vista cortoplacista y de flujo de caja, “garantiza” una mano de obra barata y la maximización de beneficios para el empresario.

Pasando a otro punto crítico en cuanto a bienes de producción se refiere, no podemos quedarnos sin mencionar, la inversión. La inyección de capitales, sean nacionales o extranjeros, es fundamental para el éxito de un modelo económico. En Corea, este problema fue hábilmente solucionado invitando a las empresas extranjeras a invertir en su país con altos beneficios en materia de renta, las cuales en contraprestación, debían formar el material humano local, el cual, como se ha visto, terminaría por impulsar el desarrollo económico de la región. Adicionalmente, cuando comenzaron a surgir las primeras empresas, los créditos estatales que recibían, estuvieron siempre sometidos a cuotas de exportación, las cuales garantizaban que las empresas emergentes tuvieran la constante preocupación de mejorar e innovar en sus productos, para ir ganando cada vez más mercado extranjero.

Sin embargo, en Latinoamérica, la inyección de capitales no ha sido la ideal, lo cual, adicionado a una no muy equilibrada balanza ahorro – inversión, genera una escasez de divisas que impiden la inversión en tecnología; hablando del concepto amplio de tecnología, y no el que abunda en muchos empresarios locales, que creen que la adquisición de maquinaria de punta es suficiente para afirmar que invierten en ésta área. Para cerrar el tema de la inversión, cabe anotar que jamás existieron políticas claras en cuanto a cuotas de exportación se refieren para créditos de fomento; es más, el tema de créditos de este tipo, si hablamos de estos como capital de riesgo, ha sido prácticamente inexistente en las políticas tanto económicas como gubernamentales.

Finalizando el contraste de las economías asiáticas con las latinoamericanas, quisiera anotar el punto de las políticas de intervención económicas. Mientras en Asia se siguió un modelo claro de Política Industrial Selectiva; en Latinoamérica, los constantes cambios y giros dados por los gobiernos no has permitido ir más allá de Políticas Industriales Funcionales, que a pesar de su amplio espectro, terminan por no dar un impulso claro y específico a un determinado sector de la industria.

Este pequeño paralelo no ha hecho más que esbozar a muy grandes rasgos las posibles diferencias que impidieron el éxito de este modelo económico en nuestros países. Sin embargo, utilizarlo como retrospectiva para corregir los errores del pasado no es más que una utopía. La oportunidad histórica de implementar este modelo ha pasado, ya que las actuales políticas globalizadoras, junto con organismos multilaterales como la OMC, impedirían mediante sanciones que un modelo de este tipo volviera a aparecer en el mundo. Adicionalmente, el alto nivel de endeudamiento con la banca mundial y los compromisos adquiridos con las superpotencias mundiales y estamentos como el Banco Mundial o el FMI, condicionan cada una de las acciones que en materia económica quieran desarrollarse en cada país.

Grandes retos se presentan a futuro, la negociación del TLC, en primer término, se presenta como un coloso que si no es negociado de la manera adecuada, terminará por hundir las incipientes industrias nacionales. Tal vez la mejor manera de enfrentar un monstruo de tales dimensiones, sea con el diseño de políticas de la misma dimensión, que puedan garantizar, por lo menos, la salvación y posible desarrollo de una industria viable económicamente que redunde en la mejora de las condiciones de vida del país y una justicia social más equitativa. Considerando las fortalezas del territorio colombiano en materia de biodiversidad y recursos naturales y la actual exportación de materiales en bruto, consideraría como una posible y viable salida, una muy fuerte política de intervención para el desarrollo del campo de la agroindustria y el uso sostenible de los recursos naturales.

En materia de agroindustria, más que la tecnificación de cultivos, un énfasis en tecnologías de procesamiento y mejora genética de productos, permitiría la adición de un valor agregado a los artículos de exportación que actualmente no se tiene. Una política de este tipo, implicaría protecciones a los alimentos nacionales, apoyados por subsidios en la importación de maquinaria de procesamiento de productos agropecuarios, con los cuales se iniciaría el modelo de tres fases en cuanto a desarrollo tecnológico se refiere. Esta capacitación iniciaría un proceso de transferencia tecnológica, que a medida que incluya la asistencia y la investigación apoyada con la capacitación, conseguiría una “transferencia efectiva”, que es el escalón necesario para llegar a la “transferencia real”, que solo se consigue en el momento que se inicie la innovación en la industria mencionada. Estos subsidios, sujetos a cuotas de exportación y la limitación o cierre de la importación de maquinaria cuando se esté en un avanzado punto de transferencia de tecnología efectiva, podrían impulsar una verdadera industria que consiga estar en la vanguardia tecnológica.

Pasando al tema de la explotación de recursos naturales, hay que tener en cuenta, que uno de los sectores de mayor expansión en el ámbito mundial, es de la biotecnología, por ejemplo, para la producción de medicamentos basados en el estudio de la naturaleza y sus propiedades. Los límites para las concesiones a las empresas extranjeras en este punto son muy críticos, y no se está proponiendo llegar a políticas como las de Costa Rica, que vendieron su riqueza biológica a los laboratorios Merck a cambio del cuidado de sus bosques. Sin embargo, el permitir que las selvas y territorios de riqueza biológica del país sean explotados con fines científicos, con límites bien definidos en materias de propiedad intelectual; reconocimientos de origen y consentimientos informados previos; y de respeto a la población nativa, garantizando la conservación del hábitat ecológico, podrían generar una industria hasta ahora inexplorada en nuestro país.

Concluyendo, podría decirse que la oportunidad histórica de la política de sustitución de importaciones ha pasado, y solo queda, en medio de inmensas presiones externas tanto económicas como políticas, echar mano del ingenio e intentar buscar la mejor salida posible ante el negro panorama que se vislumbra hacia un futuro tanto en materia económica como social.

jogom

1 comment:

Raúl said...

Hay sálidas de emergencia para tratar de cambiar un status quo que no conviene a un pueblo...

Creo que es el riesgo que quiere correr Chávez. O todo o nada... O la dignidad o la autoaniquilación del pueblo...

La pregunta clave (y al tiempo dura) es:

¿Se justifica mantenerse en un orden mundial desfavorable "sólo" por mantener la paz?

o

¿es indigno resignarse a un orden mundial inconveniente y nefasto para varios pueblos?

¿Se puede llamar paz a la miseria silenciosa e inerme de algunos?

Buen artículo amigo. Ya perdimos una oportunidad, pero eso no puede ser una condena inapelable. Nunca.

La relectura siempre es mejor!!!