3.5.07

Gestión Tecnológica - Diciembre de 2005

El siguiente de la serie de ensayos realizados durante la especialización en Gestión Tecnológica que finalicé a mediados de 2006, después de mucho tiempo sin actualizar...

Perspectivas de Colombia en materia de desarrollo tecnológico


El panorama actual en cuanto a desarrollo tecnológico en Colombia con relación al resto de América Latina no es el mejor, y menos si se compara con los tigres asiáticos que hace unas décadas estaban aún más atrasados que nosotros. Existe un gran interrogante sobre cuáles son las verdaderas potencialidades, oportunidades y perspectivas de desarrollo futuro, debido al poco o casi nulo impulso de las clases dirigentes al desarrollo de capacidades, instituciones e incentivos, y sobre todo, por la gran incertidumbre que produce una negociación como el TLC.


Si bien, existe en el país toda una teoría que sustenta como base para el desarrollo tecnológico el fortalecimiento del Sistema Nacional de Innovación, la gran diferencia existente con los países desarrollados es precisamente que no hemos podido pasar de un modelo formal y poco real a un verdadero estamento de impulso al desarrollo tecnológico. Si partimos de la definición de un SNI - Conjunto de organizaciones e instituciones y de relaciones entre dichos actores para el desarrollo de capacidades innovadoras y de difusión que incrementan el crecimiento económico – nos encontramos ante un panorama preocupante. Primero que todo, los actores son prácticamente inexistentes y los pocos que se vislumbran, no han desarrollado sus propias capacidades, sin los cuales, no es posible conseguir el principal objetivo de un SNI, como es el fortalecimiento de las interrelaciones entre los actores, que son los que finalmente impulsan el desarrollo tecnológico.

Pasando a otro punto, como se anotó en el ensayo anterior, considerando las fortalezas del territorio colombiano en materia de biodiversidad y recursos naturales y la actual exportación de materiales en bruto, se plantean como viables los mercados de la agroindustria y la explotación sostenible de recursos naturales. Sin embargo, estos dos mercados son materia de estudio y tendrán grandes cambios en su visión de acuerdo a lo que se está negociando actualmente en el TLC.

La asimetría agrícola es preocupante, como indica Ricardo E. Buitrago en www.semana.com, el PIB sectorial estadounidense es 15,3 veces mayor que el nuestro; la superficie cultivada, 26,4 veces la colombiana; el valor de las exportaciones agropecuarias, 21,1 veces nuestras exportaciones, y el valor agregado por trabajador, 14,1 veces mayor. Estados Unidos es el mayor productor y exportador de bienes agrícolas del mundo, en varios de los grupos de productos más importantes del agro contribuye con más del 15% de la producción mundial (carnes, cereales, fibras primarias y nueces). En algunos productos su participación en la producción mundial es aun más importante: en soya se acerca al 45%, y en maíz, al 40%. Es el mayor productor mundial de carne de aves, carne de res, maíz, sorgo, soya y aceite de soya; el segundo mayor de carne de cerdo, leche, huevos, miel y algodón; el cuarto de trigo, papa y tabaco. En el tema de subsidios la situación no es mejor, las diferencias son evidentes. El total de las transferencias de Estados Unidos asciende a USD 71.269 millones, que equivale al 51% del PIB sectorial, y las de Colombia, a USD 1.143 millones, equivalentes al 11% del PIB agrícola.

Y si se quiere, el tema de propiedad intelectual, presenta un panorama aún más oscuro que el agroindustrial, el cual sería la base para una explotación sostenible de los recursos naturales. Los Derechos de Propiedad Intelectual (DPI) estimulan la innovación al proteger la actividad intelectual, pero al mismo tiempo pueden auspiciar monopolios por demasiado tiempo cuando las condiciones de protección son demasiado rigurosas. Estados Unidos considera que el material biológico con información genética reproducible (plantas, animales que han sido objeto de investigación y desarrollo), da origen a una nueva forma de valor agregado susceptible de protección, bajo la forma de patente. Por ejemplo, en el TLC firmado con Chile y en el CAFTA se han sustituido los requisitos de novedad, altura inventiva y aplicabilidad industrial por los conceptos de "no evidente" y "útil", ampliando el espectro de lo patentable y propiciando casos de biopiratería.

Para complementar en materia de propiedad intelectual, Álvaro Zerda en www.portafolio.com.co apunta “Pese a todos los avances científicos logrados en las últimas décadas en el campo de la genómica y de las técnicas de investigación farmacéutica, el desarrollo de nuevos medicamentos ha venido en franco retroceso. Esta es una de las razones por las cuales el conocimiento que poseen nuestras comunidades indígenas y locales sobre las propiedades de la diversidad biológica ha cobrado especial importancia. (...) La lógica de protección debe hacerse sobre la base de asegurar la supervivencia de las comunidades y de sus sistemas de conocimiento, respetando la integridad de sus derechos (...) No es un problema que se vaya a solucionar en cinco rondas de negociación del tratado de libre comercio con Estados Unidos, en donde ni siquiera debería estar sobre la mesa, a no ser para exigir el respeto de la normatividad existente.” Para terminar de soportar este punto, cabe anotar que Colombia cumple con la normatividad existente en materia de propiedad intelectual en el ámbito mundial (suscrito al ADPIC) y además pertenece al Convenio de Diversidad Biológica de los países Andinos; por tanto, la propiedad intelectual debería estar fuera de la negociación del TLC, no solo por las consecuencias que se indican, sino, porque se violarían acuerdos internacionales previamente firmados que incurrirían en la ilegalidad.

Es necesario convencernos que la innovación es la base de la competitividad, y que sin ella no tenemos más campo de lucha que el de las ventajas comparativas, basados principalmente en una mano de obra barata y poco capacitada, la cual, en un círculo vicioso, no puede dar a sus hijos las posibilidades de capacitación necesarias debido a los escasos ingresos. Sin un cambio radical de los paradigmas que manejan las clases dirigentes estatales y empresariales, será imposible alcanzar un grado de desarrollo que permita comenzar a explotar ventajas competitivas en el mercado globalizado.

Este cambio de paradigmas, implica nuevas políticas que identifiquen que la Ciencia y Tecnología no son una materia de generación espontánea, ni un factor más de la productividad, sino la base para el desarrollo de una nación; necesita el cambio de la visión exclusivamente fiscal de las dirigencias; un deseo de recorrer el modelo de tres fases de apropiación tecnológica con la eliminación de las adaptaciones fuertemente localizadas a las pocas tecnologías que se importan pasando a imitaciones creativas; y la necesidad de introducir en los círculos directivos a “tecnócratas” que demuestren a los empresarios y economistas la necesidad y ventajas del desarrollo tecnológico.

Solo con la introducción de cambios de este tipo, será posible ingresar en las ventanas de oportunidades que indica Carlota Pérez, e intentar, no solo ingresar en las fases I o IV donde el conocimiento es de dominio público, sino entrar en ventanas menos evidentes, como en la fase III, fase actual de la revolución informática, con ventajas competitivas, por ejemplo, desde el punto de vista del diseño.

El panorama no es muy alentador, pero la insistencia en estos modelos, podría convencer a las dirigencias, o permitiría a los impulsores de políticas de Ciencia y Tecnología entrar a formar parte de estos círculos, para poder dar un viraje a las visiones cortoplacistas, fiscalistas y de desinterés por el patrimonio cultural, intelectual y económico nacional.

jogom